NUESTROS NUEVOS MIEDOS
Los miedos como construcciones socioculturales
Catherine Lutz, una investigadora crítica con la concepción del miedo y de los miedos como un resultado de la biología, la etología, la selección natural… Entre otras cosas, porque se ha dedicado a estudiar profundamente la variabilidad cultural del miedo. De Lutz provienen observaciones sobre el fago de los ifaluk, y la aseveración de que la cultura ifaluk sometida a aislamiento, penurias y grandes ataques de la naturaleza, ha considerado positivo un sentimiento similar a la cobardía. En consecuencia, para un ifaluk es de recibo confesar su miedo: Significa una demostración de que se trata de una persona sociable, temerosa del poder de la naturaleza y de las leyes del grupo.
Sin embargo, es relativamente fácil en la especie humana:
1. Impedir la elaboración de los miedos primitivos: Es suficiente con que no exista un adulto contenedor al lado del bebé y el niño que contenga esas emociones.
2. Aumentar esos miedos.
3. Producir nuevos miedos, bien por medios conductuales o bien por medios más simbólicos y/o afectivos.
4. Y todo ello, tanto en la infancia, cuando muchos miedos son más fáciles de producir y poseen más duración, como en la edad adulta.
El miedo se halla en la base de la cultura: tanto el miedo a los depredadores, que llevó a la unión y organización de los antiguos clanes humanos, como el miedo a la expresión no controlada de las emociones, las pulsiones y los deseos, que, en la acertada perspectiva de Sigmund Freud, es una de las bases de la sociedad, sus normas y su organización.
El miedo había sido la base, durante siglos, del sistema educativo occidental (que, expuso de manera radical Skinner, en buena medida se define por el esquema básico del premio y del castigo). Los teóricos de “la letra con sangre entra” no dejan de argumentar abiertamente que el miedo es un pilar del proceso socializador, como durante años ha popularizado la Iglesia católica, con su miedo al Dios omnipotente y castigador, con su difusión del miedo a la Inquisición, con su difusión del miedo a la Iglesia misma… buena parte del sistema normativo, del Derecho Penal, se fundamenta en el miedo, en la amenaza como forma de mantener conductas prosociales e inhibir conductas “antisociales”.
Por otro lado el miedo es un fundamento en las religiones monoteístas y, frecuentemente, la argamasa que rellena las diversas leyendas en las religiones politeístas. A los dioses se les teme. Los hombres nos vinculamos originalmente con ellos por el miedo. Toda teología, toda interpretación de la religión, tiene que tener en cuenta el miedo en sus interpretaciones. Algunas religiones adoctrinan en base al miedo.
El miedo a la condenación eterna ha dado lugar durante siglos a toda una imaginería terrorífica, seudoreligiosa, a veces más sádica que propiamente religiosa por ejemplo en la España de la postguerra para aterrorizar a jóvenes y adultos.
Otra creación humana estrechamente vinculada con el miedo es la moral y las morales. Lo que tenemos es malo; lo que es malo, nos produce temor. El miedo y el mal, aquello que consideramos “lo malo” están íntimamente unidos en nuestra mente y nuestra cultural: parcialmente diferentes y parcialmente unidos, como dos hermanos siameses. Y el mal inmerecido o inesperado, como el mal que su dios le procura a Job, al “santo Job”, es el peor de todos los males. El “mal supremo” tiene que ver con el daño ininteligible, inefable, imprevisible, inexplicable. Eso es lo que nos produce pavor.
Miedos modernos y “cultura del miedo”
EL MIEDO A LA MUERTE
No tengo miedo a morir, lo que no quiero es estar allí cuando ocurra
Woody Allen
El miedo a la muerte es una de los miedos más primitivos en la cultura y la base de los procesos de duelo y de luto. En sentido opuesto, los duelos y procesos de duelo son una de las expresiones fundamentales de la cultura: cómo despedimos, enterramos, quemamos o sumergimos a nuestros muertos; cómo lo hacemos con los familiares, los amigos y los enemigos; cómo son esos ritos, cuanto duran, cuándo se repiten y por qué; qué religiones y creencias los dominan; qué imagen tenemos de los muertos, del alma, de los ancestros, de los espíritus, del más allá… Se trata de elementos clave de cada cultura. Por ejemplo, investigaciones realizadas en varias iglesias cristianas muestran una correlación entre el miedo a la muerte y la adherencia dogmática a esa doctrina religiosa.
La demostración de que el miedo es una emoción básica de la humanidad, extendida por todo el planeta, es que “el miedo vende”.
Decir la verdad y mantenerla en caso de conflicto nunca ha sido fácil, sobre todo ante los poderosos. Y si no, que se lo pregunten a Galileo, que hubo de abjurar una y otra vez de sus descubrimientos porque la Inquisición podía condenarle a muerte si los mantenía. ¿Qué era eso de que la tierra gira alrededor del Sol?
Fuente: Jorge L. Tizón García
El poder del miedo ISBN: 978-84-9743-460-7
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El poder del miedo (Vídeo) - Psicopedia
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