El ordenamiento liberal (siglo XIX)
El ordenamiento liberal introdujo profundas modificaciones en aquel estado de cosas en un momento en el que, la población rural comenzó a crecer de manera acelerada. Ahora el creciente y malestar popular no podía ser encausado por los métodos tradicionales, por lo que las tensiones comenzaron a alcanzar cada vez mayor intensidad desbordando con frecuencia a las autoridades, y cuestionando el orden establecido. El individualismo agrario dominante privatizó los caudales concejiles, por lo que aquellos que no tenían patrimonio o éste era insuficiente para garantizar su subsistencia debían sobrevivir como asalariados. De esta forma la posibilidad de conseguir renta dependía de las necesidades, estacionales y con frecuencia, por los avatares meteorológicos, discontinua, de la empresa agraria.
Todo este proceso se desarrollaba en un marco legal de total indefensión debido a la inexistencia de mecanismos de defensa de los intereses de los trabajadores. Porque el liberalismo proscribió en los primeros momentos cualquier idea asociativa que solo encontraría un efímero respiro durante los años del Sexenio Democrático. Las condiciones de vida de buena parte de la población campesina resultaban es estas direcciones durísimas y las posibilidades de mejorarlas muy remotas. En este contexto, la agitación se convirtió en un fenómeno del mundo rural.
La llegada del Sexenio Democrático ofreció una posibilidad de expresión a fuerzas sociales férreamente reprimidas, justo en el momento en el que culminaba la Reforma Agraria Liberal. Las tensiones sociales en el mundo rural, devenidas en crónicas, fueron uno de los rasgos característicos de la etapa en Extremadura.
La lucha por la tierra, una constante histórica presente en el campesinado modesto desde mediado del siglo XIX, con periódicas expresiones en etapas de libertad, encontró ahora una ocasión propicia para manifestarse. Las ocupaciones de la tierra y su reparto entre los asaltantes. Como hechos al margen de la legalidad, las autoridades provinciales actuaron con rapidez, condenando estos episodios y ordenando la reposición de los derechos de los propietarios.
La llamada en los medios de la época “crisis proletaria” fue una constante a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. Las situaciones críticas, periódicamente redundantes, encontraron en algunos años momentos de especial gravedad. En 1882 la perdida de la cosecha y la escasez de pastos colocaron en una grave situación al proletario rural, que carecía de trabajo y debía hacer frente a un pan caro. La desesperación movió a muchos obreros a trasladase a la capital de la provincia en demanda de trabajo. La reacción de las autoridades comenzó por prevenir lo que se preveía inminente, recordando veteranas prohibiciones.
Los motines del siglo XIX tuvieron en el impuesto de consumo un permanente motivo de conflicto. Al gravar este impuesto indirecto a los artículos de primera necesidad.
Fuente:
Fernando Sánchez Marroyo
Universidad de Extremadura
Actas del I Congreso de la Memoria Colectiva de Tentudía
TEMA 5 -El Sexenio Democrático 1868-1874.wmv - YouTube
www.youtube.com/watch?v=RsxGUgqh4bo
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