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"Ninguna persona tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra persona por sus creencias religiosas o ateas.Si vamos a vivir juntos en este planeta, debemos aprender un tipo de tolerancia que sea absolutamente vital para la convivencia como seres humanos civilizados."

02 agosto 2012

AVATARES DE LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ

Fernando VII. de Borbón el deseado, pronto se reveló como un soberano absolutista Entre 1814 y 1820 restauró el absolutismo derogando la Constitución de 1812 y persiguió a los liberales. Tras seis años de guerra, el país y la Hacienda estaban devastados, y los sucesivos gobiernos fernandinos no lograron restablecer la situación.
Los absolutistas como grupo político
El grupo político de los absolutistas españoles durante el siglo XIX (desde las Cortes de Cádiz hasta la configuración del carlismo); fue designado de forma peyorativa con el término serviles, especialmente por sus adversarios, los liberales españoles.[7] También se utilizaba el término realistas.[8] En el debate público entre liberales y absolutistas que se producía en la prensa gaditana y en libelos de contenido político editados en la misma ciudad, destacaron por el lado absolutista Francisco Alvarado, motejado el filósofo rancio, y María Manuela López de Ulloa.[9]
El documento presentado a Fernando VII de España en 1814 por 69 diputados absolutistas de las Cortes de Cádiz (el Manifiesto de los Persas, posiblemente redactado por su primer firmante, Bernardo Mozo de Rosales -Marqués de Mataflorida-, aunque también se ha supuesto la intervención de Juan Pérez Villamil o de Pedro Gómez Labrador), puede considerarse la explicitación del absolutismo español como ideología política. Entre sus representantes estaría la mayor parte del clero de la época: encabezado por Pedro de Quevedo y Quintano (Obispo de Orense e Inquisidor General), que al jurar la Constitución de Cádiz lo hizo acompañando el juramento de tales protestas que fue sancionado duramente por ello.
Otros destacados absolutistas fueron el obispo Víctor Damián Sáez (confesor del rey), el canónigo Juan Escóiquiz, los militares Francisco Javier Castaños, Luis Rebolledo de Palafox (hermano del general Palafox destacado en los sitios de Zaragoza, pero de orientación política opuesta),[10] Luis Fernández de Córdova (que realizó un intento fracasado de sublevación militar durante el Trienio Liberal y volvió a España con la expedición de los Cien Mil Hijos de San Luis), Francisco Chaperón, Vicente González Moreno, Francisco de Eguía y Nazario Eguía o el aristócrata Francisco Tadeo Calomarde (duque de Santa Isabel).

1820 un pronunciamiento militar dio inicio al llamado Trienio Liberal, durante el cual se restablecieron la Constitución y los derechos de Cádiz, produciéndose una nueva desamortización. A medida que los liberales moderados eran desplazados por los progresistas, el rey, que aparentaba acatar el régimen constitucional. Conspiraba para establecer el absolutismo, lo que se logró tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823.
La última fase de su reinado, Fernando VII se caracterizó por una feroz represión contra los progresistas, acompañada de una política absolutista moderada o incluso liberaldoctrinaria que provocó un profundo descontento en los círculos absolutistas, que formaron partido en torno al infante Carlos. A ello se unió el problema sucesorio, sentando las bases de la Primera Guerra Carlista, que estallaría con la muerte de Fernando y el ascenso al trono de su hija Isabel II no reconocida como heredera por su tío el infante Carlos.
Fue un periodo de persecución de los liberales, los cuales, apoyados por parte del ejército, la burguesía y organizaciones secretas como la masonería, intentaron sublevarse varias veces para establecer la Constitución.
En enero de 1820 estalló una sublevación entre fuerzas expedicionarias que debían partir para América para garantizar la permanencia de las colonias en manos de España.
Aunque este pronunciamiento, encabezado por Rafael de Riego no tuvo al éxito necesario el gobierno tampoco fue capaz de sofocarlo y poco después, una sucesión de sublevaciones obligó a Fernando VII a jurar la Constitución en Madrid el 10 de marzo de 1820 con la histórica frase:

<< Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional>>.

Trienio Liberal (trienio liberal ), o Constitucional (1820-1823) 

Periodo intermedio de los tres en que se divide el reinado de Fernando VII, posterior al sexenio absolutista y anterior a la Década Ominosa.
La inestabilidad política causada por la latente desafección del monarca al régimen constitucional y por los conflictos causados por la rivalidad entre liberales moderados, partidarios del equilibrio de poderes entre Cortes y Rey previsto en la Constitución de 1812; y progresistas, partidarios de redactar una nueva Constitución (que sería de 1820) que dejara clara la sumisión del ejecutivo al legislativo, y del rey a la soberanía nacional, además de propugnar una apertura mayor de las libertades y reformas sociales (algunos de ellos, minoritarios eran declaradamente republicanos).
Los gobiernos iniciales fueron  formados por los liberales moderados. Tras las segundas elecciones, que tuvieron lugar en marzo de 1822, las nuevas Cortes, presidida por Riego, estaban claramente dominadas por los progresistas. En julio de ese mismo año, se produce una maniobra del rey para reconducir la situación política a su favor utilizando el descontento en la Plaza Mayor de Madrid. (7 de julio). Se forma entonces un gobierno de progresistas encabezado por Evaristo Fernández de San Miguel (6 de agosto).
Los enfrentamientos entre liberales moderados, Masonería, Sociedad del Anillo, y la Sociedad de los Caballeros comuneros (liberal progresista) se escindieron al principio de 1823 en dos sociedades independientes, una moderada y otra progresista. Estos enfrentamientos intestinos también eran atizados por el propio monarca, que al mismo tiempo negociaba en secreto con la Santa Alianza la invasión de España, y aprovechaba el descontento de algunas unidades militares afines (como la Guardia Real) y la formación de algunas zonas de guerrillas absolutistas, formadas por campesinos descontentos por la política liberal (la frustración por la política de reconocimiento de la propiedad a los señoritos). La quiebra de la Hacienda, imposibilitó más todavía la afectada realización de una revolución liberal profunda en la sociedad española.
En 1823 la Santa Alianza (Prusia, Austria, Rusia y la recién sumada Francia) decide en el Congreso de Verona (22 de octubre de 1822) acudir en ayuda del Borbón español. Fruto de esa ayuda es el envío de los <<Cien Mil Hijos de San Luis>> (95.000 hombres del ejército francés, bajo el mando de Luis Antonio de Borbón. Acorralaron a las fuerzas liberales, que retrocedieron hasta Cádiz junto con el gobierno y el propio rey, que en la práctica era su rehén.
Fernando VII repuesto en el poder abrió la etapa llamada Década Ominosa (1823-1833) en que el <<Deseado>> restauró el absolutismo. Casi toda la intelectualidad del país tuvo que exiliarse. Los que quedaron tuvieron que sufrir un proceso de depuración o fueron ajusticiados o marginados.
Se produjo una durísima represión de los elementos liberales acompañada del cierre de periódicos y universidades, se restablecieron los privilegios de los señoríos y mayorazgos, con la única excepción de la supresión de la Inquisición.
 Al mismo tiempo se registraron levantamientos absolutistas instigados por el clero y por los partidarios del infante Carlos hermano de Fernando VII que se perfilaba como sucesor.
Reconocida a Isabel II como heredera de Fernando VII se manifiestan con gran disgusto los partidarios  de don Carlos, el hermano del rey. Fernando murió en 1833 sin hijos varones. María Cristina su esposa nombrada regente durante la grave enfermedad del rey (la heredera Isabel apenas tenía tres años en ese momento), inició un acercamiento hacia los liberales y concedió una amplia amnistía para los liberales exiliados. Prefigurando el viraje político hacia el liberalismo que se produciría a la muerte del rey.
María Cristina de Borbón reina de España por su matrimonio con el rey Fernando VII en 1829 y regente de España, entre 1833 y 1840, durante una parte de la minoría de edad de su hija la reina Isabel II de España.
Como regente del reino hizo necesarias contribuciones sociales, como el auxilio que procuró a la costa onubense en 1834 después de una epidemia de cólera. En agradecimiento, el ayuntamiento de la Real Isla de la Higuerita solicitó y obtuvo su cambio de denominación a Isla Cristina.
También contaba con enemigos, siendo el más famoso su tío y cuñado Carlos de Borbón quien, negándose a acatar la Pragmática Sanción de 1830, afirmaba ser el legítimo heredero al trono, e inició la que se conoce como Primera Guerra Carlista que finalizó en 1839 con el abrazo de Vergara.
Tras varios intentos de conciliar las tendencias políticas entre liberales y moderados, María Cristina se vio obligada a ceder la regencia a Baldomero  Espartero (1840–1843), y exiliarse en 1840, intrigó-junto a sus más fieles-contra el gobierno espartista hasta su derrocamiento y posterior nombramiento de su hija a sus trece años como reina Isabel II de España.
La Constitución de 1812 se publicó hasta tres veces en España —1812, 1820 y 1836—, se convirtió en el hito democrático en la primera mitad el siglo XIX, transcendió a varias constituciones europeas e impactó en los orígenes constitucionales y parlamentarios de la mayor parte de los estados americanos durante y tras su independencia. La Constitución de Cádiz de 1812 provocó limitar el poder monarca, la abolición del feudalismo, la igualdad entre peninsulares y americanos y finalizó la inquisición.

Fuentes:
Wikipedia

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