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"Ninguna persona tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra persona por sus creencias religiosas o ateas.Si vamos a vivir juntos en este planeta, debemos aprender un tipo de tolerancia que sea absolutamente vital para la convivencia como seres humanos civilizados."

31 enero 2015

MODELO ECONÓMICO ACTUAL

MODELO ECONÓMICO ACTUAL

La globalización ha provocado un crecimiento rápido de la economía, aunque hay que aclarar que en gran porcentaje de ese crecimiento ha sido especulativo y no se corresponde con una creación real de riqueza.
Sabemos que el modelo económico actual, es un modelo perverso,  pero lo estamos permitiendo por miedo. Vivimos en una sociedad inmersa en el miedo. El miedo genera desconfianza en nosotros mismos y en los demás y de ahí resulta el modelo que tenemos.
En todo caso, lo que parece que sí ha cambiado es la  intensidad de esos miedos.
Los miedos están ahí, como siempre, saturando  la libertad y experiencia humana cotidiana, destruyendo lo conseguido  penosamente durante muchos años, (la democracia), se muestra hoy profundamente agujereada en sus cimientos.
Los miedos están ahí: explotar su caudal inagotable y siempre renovable desde el interior está hoy al alcance de cualquier político de cortos vuelos, lo que supone una tentación continua para todo tipo de oportunistas. Las técnicas de la propaganda, técnicas psicológicas en su origen, siempre parecen dispuestas a ser utilizadas para proteger, en último extremo, tanto su “trasero personal” (donde acumulan su vergüenza) como el “trasero de su casta”. Ante la más mínima amenaza fiscal, política o, simplemente emocional (“no me cae usted bien”) alardean que le es fácil trasladar empresas, dinero, bienes, a otra parte.
El miedo cimienta las sociedades humanas y sus organizaciones, sí. Los seres humanos se han organizado en familias, clanes, tribus, ciudades, estados y en las Naciones Unidas en parte por esa emoción primitiva, defensivamente. Pero también por otros sentimientos y emociones. Las emociones amenazantes son la base de la sociedad como lo son las emociones y los sentimientos vinculatorios. La democracia, o las diversas formas de democracia hasta hoy conocidas, son,  posiblemente, el sistema menos imperfecto de organizarse los seres humanos. Pero la democracia se alimenta de la confianza de las personas en el futuro y en el propio grupo (en este caso, la especie humana) y de la esperanza de que es posible construir, entre todos, un futuro mejor.
El individuo de alguna forma, cualquiera de nosotros, es una “maquina” de desear objetos. Por ello, nuestra relación con la Realidad es siempre conflictiva: queremos lo que no tenemos y, si lo tenemos tememos perderlo.

FUENTE:
El poder del miedo
Jorge L. Tizón

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