La literatura sumeria es la más antigua de la historia. El idioma se mantuvo en uso oficial y literario en los Imperios Acadio y Babilónico, incluso después de que la lengua hablada desapareciera de la población. Esta literatura no ha llegado hasta nosotros directamente, sino que ha debido ser redescubierta a través de la arqueología.
La literatura sumeria dejó una profunda huella sobre sus vecinos acadios, asirios, babilonios, egipcios, cananeos y griegos; de ahí que uno de los aspectos más apasionantes descubre parecidos y paralelismos entre los motivos literarios sumerios y los bíblicos.
Tanto expertos como teólogos, reconocen en la actualidad que los relatos bíblicos de la Creación, de Adán y Eva, Diluvio y Torre de Babel, se basaron en textos escritos milenios antes en Mesopotamia (actual Irak) por los sumerios. No hay ninguna duda de que los sumerios influyeron profundamente en los cananeos.
Sobre el gran número de libros perdidos con frecuencia se menciona la famosa Biblioteca de Alejandría, en Egipto (siglo IV de nuestra era). Se dice que contenía más de medio millón de <<volúmenes>>, donde los eruditos se reunían para estudiar el conocimiento acumulado durante siglos. Esta Biblioteca se quemó y fue destruida, y lo que ha quedado de sus tesoros según algunos historiadores, es una traducción al griego de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento.
Los descubrimientos arqueológicos en Egipto y en al sur de Irak en los últimos cien años nos han abierto los ojos a un patrimonio cultural que no habrían podido imaginar las generaciones anteriores. Entre los hallazgos realizados en las ruinas de las ciudades sumerias y en sus bibliotecas, se encuentran unos prismas de arcillas donde aparece información de los diez soberanos antediluvianos, sus distintas versiones no dejan lugar a duda de que los sumerios tuvieron acceso a cierto material común de textos primitivos.
Pero posiblemente la conclusión más interesante sea el relato que nos proporciona el poema sumerio de uno de los enigmas más desconcertantes de la leyenda bíblica del paraíso: el que plantea el pasaje en el que se narra cómo Dios forma a Eva. Es evidente que la literatura sumeria, se halla en el fondo del relato bíblico del paraíso.
Kramer sostiene que los “historiadores” primitivos, al menos los que han llegado a nuestro conocimiento, vivían en Lagash, ciudad meridional de Sumer, y sus relatos destacaban por la abundancia del detalle y la claridad de la exposición, relatos que andan muy lejos de presentar el carácter objetivo que cabria esperar de un historiador, mas bien, sus esfuerzos consisten en encajar entremezclando constantemente las hazañas de hombres y dioses, a menudo sin distinguir entre unas y otras.
Es posible que la narración escrita de origen sumerio más antigua sea el Poema de Gilgamesh, originalmente conocida por el título: “Él quien vio las profundidades”. El poema trata sobre las aventuras del rey Gilgamesh de Uruk, que debió gobernar hacia el siglo XXV antes de nuestra era, escrito muy posterior a su reinado, con base a las tradiciones orales y en la mitología sumeria.
Si caigo, habré conquistado la fama
La gente dirá: ¡Gilgamesh cayó
Luchando contra el fiero Humbaba!...
Estoy decidido a penetrar en el bosque de los cedros,
Hasta ahora es feliz mi corazón:
Oigo este canto, veo una flor
Quiero fundar mi gloria
Tablilla III, columna 4
¿A dónde vas, Gilgamesh?
La vida que tú buscas
Nunca la encontrarás.
Tablilla X columna 1
Algunos investigadores sostienen que hay un gran número de versos paralelos, así como episodios y temas que indican una influencia importante del Poema de Gelgamesh en la Odisea de Homero.
Las tablillas de arcilla sumerias y acadias, las bibliotecas de los templos babilónicos y asirios, los <<mitos>> egipcios, hititas y cananeos, y las narraciones bíblicas forman el cuerpo principal de memorias escritas de los asuntos de dioses y hombres. Este material disperso y fragmentado ha sido reunido entre otros por, Zecharia Sitchin y Samuel Noah Kramer.
Los maestros sumerios sabían muy bien observar la Naturaleza y el mundo que les rodeaba, las características más aparentes de las sustancias naturales y de los organismos vivos.
La enseñanza se recibía en una escuela especializada (casa de las tablillas). Estas escuelas dependían, casi siempre, de un palacio o un templo (en este caso la enseñanza corría a cargo de un sacerdote). Se redactaron toda clase de obras eruditas, se recopilaron y analizaron las grandes obras y se escribieron nuevas obras.
Gracias a las numerosas tablillas escolares encontradas en las ruinas de las escuelas mesopotámicas, se conoce el contenido de la formación de los escribas.
Fuentes:
Wikipedia. La enciclopedia libre
Samuel Noah Kramer. Alianza Editoral. La historia empieza en Sumer. ISBN: 978-84-206-7969-3
Zecharia Sitchin. Ediciones Obelisco. EL LIBRO PERDIDO DE ENKI. ISBN: 84-9777-055-2
Es para pensar... aprendemos en la escuela que el hombre primitivo era un bruto cavernario, en tanto que estos hallazgos muestran civilizaciones fantásticas, con literatura y todo...
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