El miedo es la base de muchos de nuestros problemas. El miedo a lo desconocido, a lo misterioso, el miedo a la derrota, el miedo a la muerte.
El miedo es la raíz de la crueldad. Ahora podemos comenzar a entender un poco las cosas con la ayuda de la ciencia, que se ha abierto paso frente a religiones, tabúes y antiguos preceptos.
La ciencia puede ayudarnos a librarnos de esos miedos en los cuales la humanidad ha vivido durante tantas generaciones.
La ciencia puede enseñarnos a no buscar ayudas imaginadas, a no inventar aliados celestiales, sino más bien a hacer, con nuestro esfuerzo, que este mundo sea un lugar habitable, en vez de ser lo que han hecho de él las religiones y sistemas políticos y económicos en los últimos 5000 años.
No debemos olvidar, que hemos perdido una conexión importante con nuestra verdadera esencia, la idea de nosotros mismos no se ajusta a la realidad. El miedo nos enfrenta a la vida con un oscuro velo, lleno de dudas e indecisiones debido a la educación que hemos recibido.
El director del instituto del cerebro en Milán dijo la frase: “Genio se nace… y a imbécil se llega”
Entre el público alguien preguntó “¿que hay entre media?” a lo que el profesor contestó: “el sistema en el que nos educamos unos a otros.”
Es evidente que el sistema educativo está obsoleto y dirigido hacia unos intereses determinados que impiden el verdadero desarrollo de la personalidad individual, colectiva y creativa innata en el ser humano.
Debemos enfrentarnos a nuestra verdadera vida y pensar de forma diferente, rompamos con las ataduras que nos unen a un pasado de oscurantismo y creencias religiosas propias de épocas primitivas.
Cada persona es un ser único e irrepetible, por lo tanto diferente, libre y heredero del mundo, capaz de desarrollar su inteligencia en un mundo verdaderamente libre de influencias externas que limitan gravemente la esencia y la capacidad humana.
Bertrand Russell (filósofo y matemático) dejó muy claro en una de sus publicaciones: “lo que se te es impuesto desde el exterior no tiene ningún valor.”
Por lo tanto, reordenemos nuestros valores humanos, volvamos a nuestra verdadera esencia dentro de la naturaleza y se abrirán las puertas de la sabiduría, la bondad, la solidaridad y el respeto hacia los demás, en definitiva, nos transformaremos en verdaderos seres humanos.
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