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"Ninguna persona tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra persona por sus creencias religiosas o ateas.Si vamos a vivir juntos en este planeta, debemos aprender un tipo de tolerancia que sea absolutamente vital para la convivencia como seres humanos civilizados."

02 septiembre 2011

Metamorfosis  de los dioses
(8.000 años de historia, dioses principales) (2ª parte)
La iniciación del cristianismo.

Después de décadas de revueltas y conflictos debido a la ocupación romana, el Imperio Romano se empieza a dividir (395-476/1453), después de su división en Occidente y Oriente iniciada con la tetrarquía del Emperador  Diocleciano  (284-305) y efectuada de forma definitiva por el Emperador  Teodosio I.
Teodosio I (379-395) quien repartió este Imperio entre sus hijos: Arcadio recibió el Imperio de Oriente y Honorio recibió el de Occidente.
Mientras tanto las sectas cristianas primitivas muy enfrentadas entre ellas daban forma a la teología cristiana.
Constantino (306-337), representa el nacimiento de la monarquía absoluta, hereditaria y por derecho Divino. Legalizó la religión  cristiana por el Edicto de Milán.
El Edicto de Milán, conocido también como La Tolerancia del Cristianismo, fue promulgado en Milán en el año 313, por el cual se estableció la libertad de religión en el Imperio romano, dando fin a las persecuciones dirigidas por las autoridades contra ciertos grupos religiosos, particularmente las sectas cristianas. Este edicto no sólo significó el reconocimiento oficial de los cristianos, sino que trajo como consecuencia profundos cambios dentro del Imperio Romano, así como el comienzo de la expansión de la Iglesia.
El  edicto fue firmado por Constantino y Licinio, dirigentes de los imperios romanos de Norte y Sur, respectivamente.
En  el mismo se establecía lo siguiente:
“Habiendo advertido hace ya mucho tiempo que no debe ser cohibida la libertad de religión, sino que ha de permitirse al arbitrio y libertad de cada cual, se ejercite en las cosas divinas conforme al parecer de su alma, hemos sancionado que, tanto todos los demás, cuando los cristianos conserven la fe y observancia de su secta y religión… que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elegir la observancia y religión cristiana, antes bien, sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenirle”.
Teodosio promovió el trinitarismo niceo dentro del cristianismo, y el cristianismo dentro del Imperio (380). Declaró el cristianismo católico  la única religión legítima, acabando con el apoyo del Estado a las religiones romanas tradicionales.
Se hace público el Edicto de Tesalónica de 380.
Edicto Tesalónica (con este edicto del Imperio Romano en su totalidad pasaba a tener una nueva religión oficial tras 67 años de libertad de culto).
El 27 de febrero de 380, Graciano y Valentiniano II publicaron un edicto para que todos sus súbditos profesaran la fe de los obispos de Roma y Alejandría (esto es, la fe nicena). El movimiento fue principalmente una ofensiva contra las diversas creencias que habían surgido fuera del arrianismo (Arrio), para sectas disidentes menores, tales como los macedonios (macedonianismo), que también fueron prohibidas. El texto exacto de este decreto, reunido en el Codex Theodosianus XVI.1.2, fue:
Es nuestro deseo que todas las diversas naciones que están sometidas a nuestra Clemencia y Moderación, deben continuar en la profesión de esa religión que fue transmitida a los romanos por el divino apóstol Pedro, tal como ha sido conservada por la fiel tradición y que actualmente es profesada por el Pontífice Dámaso y por Pedro, Obispo de Alejandría, un hombre de santidad apostólica. De acuerdo con la enseñanza apostólica y la doctrina del Evangelio, creamos en una sola deidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en igual majestad y en una santa trinidad. Autorizamos a los seguidores de esta ley que asuman el título de católicos cristianos; pero por lo que se refiere a los otros, pues, en nuestro juicio ellos son locos insensatos, decretamos que sean señalados con el ignominioso nombre de herejes, y no pueden pretender dar a sus conventículos el nombre de iglesias. Ellos sufrirán en primer lugar la reprensión de la condena divina y en segundo lugar el castigo de nuestra autoridad que de acuerdo con el deseo del Cielo decidirá infligir. [] (Henry Bettenson, Documents of the Christian Church, Oxford).
La Iglesia Ortodoxa se considera la heredera de todas las comunidades cristianas de la mitad  Oriental del Mediterráneo (esto lleva a ciertas tensiones con las iglesias orientales unidas a Roma).
Su doctrina teológica se estableció en una serie de concilios de los cuales los más importantes son los primeros siete concilios llamados “ecuménicos”, que tuvieron lugar entre los siglos IV y VIII. Tras varios conflictos, la iglesia católica ortodoxa y la iglesia católica romana se separaron  en el llamado “Cisma de Occidente” el 16 de julio de 1054.
CONCILIOS GRIEGOS
Nicea I (325), convocado por el Emperador Romano Constantino y presidido por el obispo Osio de Cordoba.
Constantinopla I (381), convocado por el Emperador Romano Teodosio I y presidido sucesivamente por el Patriarca de Alejandría Timoteo, Melecio, Gregorio, Nacianceno.
 Éfeso (431), convocado por Teodosio II y presidido por el Patriarca de Alejandría Cirilo.
 Calcedonia (451), convocado por el Emperador Romano de Oriente Marciano y presidido por el Patriarca de Constantinopla Anatolio.
Constantinopla II (553), convocado por el Emperador Romano de Oriente Justiniano I, y presidido por el Patriarca Eutiquio.
Constantinopla III (680-681), convocado por el Emperador Romano de oriente Constantino IV y presidido por él, en persona. Definió dos voluntades en Cristo: divina y humana. Se condenó el monotelísmo.
Nicea II (787), convocado por Irene, regente del Emperador Romano de Oriente Constantino VI, y presidido por  Tarasio. Se afirmó el uso de iconos como genuina expresión de la fe cristiana, regulándose la veneración de las imágenes sagradas.
Constantinopla IV (869-870), convocado por el Emperador Bizantino Basilio I. Fue depuesto y excomulgado Focio, y rehabilitado por San Ignacio. No es reconocido por la Iglesia Ortodoxa, pues en Oriente Focio es un santo teólogo.
CONCILIOS LATINOS
Letrán I (1122), convocado por el Papa Calixto II.
Letrán II (1139), convocado por Inocencio II, afrontó el asunto de los falsos pontífices, la simonía (compra o venta de lo espiritual por medio de bienes materiales), la usura, las falsas penitencias y los falsos sacramentos. Se condenó a Arnaldo de Brescia.
Letrán III (1179), convocado bajo el Papa Alejandro III para condenar a los Albigenses (Cátaros)  y Valdenses, y de nuevo la simonía. Se dictaron muchas disposiciones para la reforma moral de los miembros de la Iglesia.
Letrán IV (1215), convocado bajo la autoridad del Papa Inocencio III, para condenar varias herejías Albigenses y Valdenses.
Lyon I (1245), convocado y presidido por Inocencio IV; solo se abordaron problemas morales y disciplinarios de la Iglesia. Se excomulgó y depuso al emperador Federico II y se convocó una cruzada al mando del rey Luis IX de Francia (San Luis), que asistió al concilio. Las Cruzadas
Lyon II (1274), convocado por Gregorio X, y se consiguió una breve unión con la Iglesia de Oriente, que estaba separada de Roma desde el Cisma de Oriente. Se promulgaron normas  para la elección del papa. Se añadió la cláusula filioque al símbolo constantinopolitano.
Vienne  (1311-1312), convocado por Clemente V, el primer Papa exiliado en Avignon. Se trató de los errores de los Templarios (Orden del Temple). Se abolió la orden y se dictaron normas para reformar el clero.
Constanza  (1414-1418), convocado por Martín V,  condenó los errores de Juan Hus, también se ocupo de las divisiones en la iglesia provocadas por el Cisma de Occidente.
Basilea  (1431-1445), convocado por Eugenio IV  para buscar la pacificación religiosa de Bohemia, se intentó la unidad con los ortodoxos.
Letrán V (1512), convocado por el Papa Julio II y clausurado por León X (1517). Su tema central fue la reforma de la iglesia, decretándose disposiciones disciplinarias. Se propuso una cruzada contra los turcos, que no se llegó a realizar.
Trento (1545-1563), convocado por Pablo III, para tratar el tema de la escisión de la iglesia por la reforma protestante. También se ocupo de muchos temas doctrinales, morales, y disciplinarios. Se condenaron errores de Lutero y otros reformadores.
Vaticano I (1869), convocado por Pio IX, trató temas de fe y constitución de la iglesia.
Vaticano II (1962-1965), convocado por Juan XXIII, que presidió la primera etapa, hasta 1962, las tres sesiones siguientes fueron convocadas por Pablo VI, su sucesor. Fue un concilio pastoral, no dogmático.
Después de toda esta historia no debemos olvidar que:
Todas las creencias individuales y colectivas representan el patrimonio común de la humanidad. Los intentos de homogeneización forzada generan fundamentalismos de todo tipo. Además las religiones representan una parte de nuestra cultura, los ateos y librepensadores también.
 Cada persona  es un ser único e irrepetible por lo tanto diferente, libre y heredero del mundo.
Documentales excelentes sobre la iniciación del cristianismo.






Gnosis. Los secretos enterrados de la Biblia.



El teólogo Llogari Pujol nos revela que el Antiguo Testamento es una obra literaria.


Entre 1478 y 1833 miles de personas fueron víctimas de la Inquisición Española

Fuentes:
Wikipedia, la enciclopedia libre
Historia de las cruzadas, (arteguia.com)


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