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"Ninguna persona tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra persona por sus creencias religiosas o ateas.Si vamos a vivir juntos en este planeta, debemos aprender un tipo de tolerancia que sea absolutamente vital para la convivencia como seres humanos civilizados."

19 septiembre 2011

UN INVESTIGADOR ASEGURA QUE CRISTO FUE UN INVENTO DEL EMPERADOR CONSTANTINO

Diario de Noticias
"Vivimos en el 2004 por el nacimiento de una persona que nunca existió y hemos luchado por una religión falsa durante siglos", decía ayer Fernando Conde Torrens en la presentación de su libro SIMON, OPERA MAGNA. LAS PRUEBAS DE LA FALSIFICACION ...   ( A filólogos e historiadores )

Este doctor ingeniero industrial y profesor titular en la Universidad de la Rioja pretende, con su último trabajo, desvelar una "conspiración que ha durado 17 siglos".
Esta conspiración, según dice, la creó el emperador Constantino cuando, en el s. IV d.C., ordenó a Eusebio de Cesarea y obispo San Osio de Córdoba crear los textos que sustentaran una nueva religión: el cristianismo.
La razón es que, unificando la religión en el Imperio -ya que eran muchas las existentes- conseguiría "moldear las conciencias" de sus súbditos y mantener unidad en todo el territorio conquistado. Se pretendía, como último fin, crear una "religión a la carta" para conseguir una sociedad "manejable, acrítica y moldeable para el poder".
Así pues, "los Evangelios no fueron escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan", explicó ayer Fernando Conde, sino por "un mandado", alguien "que discrepaba profundamente de la labor que le habían encomendado" y quiso dejar constancia de ello.
Pruebas  Según cuenta el investigador, Eusebio de Cesárea era un maestro e historiador que en el siglo IV se vio obligado a obedecer a Constantino y que, contra su voluntad, "inventó" los Textos Sagrados del cristianismo.
Las pruebas que justifican estos razonamientos de Fernando Conde, fruto de más de diez años de trabajo, son "las miles de firmas que dejó el mismo Eusebio en cada frase que falsificaba".
En total serían 2.000 las firmas en los cuatro Evangelios y 3.000 en escritos del Nuevo Testamento.
Éstas "habrían sido demasiado evidentes" si no llega a ser porque el verdadero autor utilizó un seudónimo, Simón, que incluía mediante acrósticos, es decir, mensajes ocultos que se forman leyendo las letras iniciales, medias o finales de los versos.
Asimismo, aseguró ayer Fernando, "toda la apologética que supuestamente se escribió en los siglos II y III para defender el cristianismo está escrita por Simón y lleva sus siglas".
"El libro que he publicado -afirmó Fernando Conde- muestra unas 100 firmas en los Evangelios, Epístolas de Pablo, fragmentos de Flavio Josefo, Tácito, Suetonio, Plinio el Joven, apologías, Actas de mártires e Historia eclesiástica de Eusebio de Cesárea obispo”.
"Las pruebas del descubrimiento son las rúbricas de los propios textos, que están al alcance de quien sea capaz de leer un texto en griego antiguo o pueda descifrar las letras", declaró.
Esto explicaría "por qué a finales del siglo IV, el siglo de la falsificación, se traduce el Nuevo Testamento al latín y se prohíbe manejar y traducir de los textos griegos durante toda la Edad Media; creo que se pudo descubrir la actuación de Eusebio".
Además, "es evidente que Constantino sentía una gran fobia hacia los judíos" porque se habían rebelado dos veces contra Roma y eso fue "lo que llevó a elegir como personaje central de la nueva religión a un judío", ajusticiado por el procurador de Judea. "Se culparía al pueblo judío de deicidio, porque, claro está, el supuesto fundador de la nueva religión habría sido el Hijo de Dios".

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