contador de visitas
"Ninguna persona tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra persona por sus creencias religiosas o ateas.Si vamos a vivir juntos en este planeta, debemos aprender un tipo de tolerancia que sea absolutamente vital para la convivencia como seres humanos civilizados."

27 octubre 2012

Siempre hay una alternativa.

Un nuevo movimiento está creciendo: la economía del bien común
<<Es importante rebelarse e indignarse por la inmoralidad de los llamados mercados libres y por la pérdida progresiva de los valores democráticos. Es igual de importante comprometerse con alternativas democráticas, solidarias y ecológicas. La economía del bien común representa un modelo que aúna todas estas ideologías. ¡Comprometeos con la economía del bien común!>>
Stéphane Hessel, activista y autor de ¡Indignaos! y (¡Comprometeos! (Destino)

<<Cristian Felber muestra el camino hacia una economía en la que el dinero y los mercados vuelvan a servir a las personas y no al revés.>>
Jakob von Uexküll, activista y político

<<Si nadie empieza a pensar en el futuro, no surgirá un mundo nuevo.>>
Helmut Lind, consejero delegado del Sparda-Bank München

Siempre hay una alternativa.
El 6 de octubre de 2010, en Viena, empezó un proceso de cambio: la economía del bien común dio su primer paso, de idea a movimiento. En sólo un año, cuatrocientas empresas y setenta organizaciones apoyaban el modelo y sesenta empresas pioneras elaboraban por vez primera y voluntariamente la esencia del modelo: el balance del bien común. Se formaron <<campos de energías>> en Austria y en Suiza, y  cerca de diez grupos activos con distintas funciones iniciaron el cambio. Hasta la fecha de publicación de esta edición (cuarta edición: octubre de 2012), diez nuevos campos de energía se han consolidado en España y Latinoamérica.
El libro, que fue desarrollado junto con asociados del movimiento Attac de Austria, aterrizó con gran precisión. En la misma semana de agosto de 2010 en que apareció la primera edición, la editorial Bertelsman publicó una encuesta cuyos resultados indicaban que un 88 por ciento de los alemanes preguntados indicaban un <<nuevo orden económico>>. En Austria era un 90 por ciento de los encuestados. Vamos a deleitarnos: nueve de cada diez personas querían un modelo económico diferente al actual. ¿Ha habido algún fenómeno similar a lo largo de la Historia? Los resultados de la encuesta coinciden con mi experiencia de quince años como conferenciante internacional: cada vez más personas son conscientes de que actualmente no vivimos una crisis económica o financiera aislada, sino que las burbujas económicas especulativas, el empleo, el reparto desigual, el cambio climático, la crisis energética, las hambrunas, el consumismo, la crisis de identidad, la crisis de valores y, en lo más profundo, la crisis de la democracia, están relacionados y son síntomas de una crisis general del sistema. El capitalismo como sistemas económico está en declive.
        Pero los representantes de la población sostienen que <<no hay ninguna alternativa>>. Esa frase de Margaret Thatcher ha sido fomentada por las élites que están en el poder y que bloquean los cambios. Sin embargo, en una democracia, siempre hay alternativas. Este libro va a demostrar; en concreto, que hay alternativas al sistema económico actual.
        La pregunta decisiva es la siguiente: ¿en qué dirección queremos ir? ¿Debe la economía ser más ecológica y sostenible, una economía de crecimiento? ¿Debe ser regional, subsidiaria y resistente ante la crisis? ¿Debe ser más social y justa en el reparto? ¿Debe el foco de la competencia inclinarse hacia la cooperación, hacia una economía solidaria? ¿Debe la dignidad de los hombres ocupar un lugar central y cada persona tener derecho de decisión?
        La economía del bien común responde. Puede y debe ser, y sobre todo hoy, todavía más. Y el mejor concepto que agrupa esos valores y fines es el bien común. No ha sido inventado por nosotros, goza de una larga tradición. En la Constitución alemana se indica que <<la propiedad obliga. Su uso debe servir por igual al bienestar de la mayoría>>. La más clara es este aspecto es la Constitución bávara: <<Toda la actividad económica sirve al bien común>>. Ya Aristóteles descubría como <<contra natura>> una economía que tuviese como único fin la proliferación del dinero, ya que su propósito es <<el bien equitativo>>. Cicerón pensaba: <<El bienestar del pueblo debe ser ley suprema>>. El concepto <<bien común>> fue acuñado por Tomás de Aquino en el siglo XIII, <<bonum commune>>, y se extendió como la pólvora a través de la doctrina social de la Iglesia Católica y otras escuelas filosóficas.
        Todos los <<grandes>> conceptos tienen en común que están solicitados. Diferentes regímenes se los han apropiado para intereses y fines propios. Tanto Hitler como dictaduras del este de Europa han abusado del término <<bien común>>. Sin embargo, esto no debería jugar en contra de este armonioso y excelente concepto. No tachamos de nuestro vocabulario palabras como <<libertad>>, <<veracidad>> o <<amor>> únicamente porque a menudo se han usado de manera impropia. Los mejores conceptos sucumben ante las mayores amenazas de apropiación. Y cuanto mayor es su valor, más intenso se vuelve el debate en torno a su interpretación. Esto tan solo nos debe volver cuidadosos, pero no por ello tenemos que rechazar los conceptos.  

Fuente:
La economía del bien común
Christian Felber
ISBN: 978-84-234-1280-8


¡Por el bien común!

Todas las religiones y movimientos ateos del mundo, debemos poner freno a la desigualdad social, a la destrucción medioambiental y la pérdida de sentido  y democrácia que reina en nuestros días. ¿Te apuntas al cambio?

No hay comentarios:

Publicar un comentario