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"Ninguna persona tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra persona por sus creencias religiosas o ateas.Si vamos a vivir juntos en este planeta, debemos aprender un tipo de tolerancia que sea absolutamente vital para la convivencia como seres humanos civilizados."

23 agosto 2014

La historia de los vencedores

La historia de los vencedores

 Un número no determinado de suevos, se unen a Roma y derrotan a los alanos y a parte de los vándalos. Estas tropas ocupó buena parte de la península Ibérica, con capital en Emerita Augusta. Tal acción impulsó al Imperio Romano de Occidente a pedir nuevamente a los visigodo, a través de su rey Teodosio II, la ayuda precisa para controlar Hispania. Pasando la península a manos visigodas excepto Galicia. Los visigodos montan su cuartel general en Tolosa (Toulouse, actual Francia). Oleadas de conquistas se sucederán con posterioridad, pero ahora para ocupar espacios donde domina todavía el Imperio Romano.

Los visigodos ya se habían asentado en la península Ibérica en el 476 y en el 490 termina el grueso de las migraciones desde el norte.

 Edward Arthur Thompson afirma en su fundamental “los godos en España” (1969) “que la única fuente continua de información sobre los reinados de los reyes españoles desde Gesaleico  a Liuva I (507-568) es la historia de los godos de San Isidoro de Sevilla”.

Los cálculos más fiables hablan de entre 100.000 y 150.000 visigodos se instalaron e integraron en la península. Este es el tiempo en el que se produce la reutilización de los materiales de construcción romano para basílicas, iglesias y otras construcciones civiles, (véase Arte visigodo).

En cuanto a la religión, los visigodos siguen el arrianismo que se había extendido en el Imperio Romano en el siglo IV, aunque no existen enfrentamientos significativos con los denominados “cristianos ortodoxos”.

La monarquía visigoda conoció un momento de debilidad durante el siglo VI. Al menos dos reyes son asesinados sucesivamente, Teudiselo y Agila I, y en distintas zonas de la península se producen sublevaciones de terratenientes contra la autoridad real (Córdoba, Sevilla, Mérida, estas dos últimas capitales del reino). El Imperio bizantino aprovechó la oportunidad con Justiniano I para ocupar un amplio frente de costa desde Alicante hasta la costa sur-atlántica portuguesa, controlando buena parte del mediterráneo hispano y el estrecho de Gibraltar, y con ello el comercio.

La conversión de Recaredo en el 587 lleva a una unificación de ambas confesiones no sin altibajos. La plena integración entre las comunidades godas y las hispanorromana permitan la entrada de la sociedad católica a las estructuras de poder visigodas.

San Bonifacio atribuía el derrumbamiento del reino “a la degeneración moral de los godos”. Para Thompson, que es quien comenta esto en el prólogo de los godos en España (1969), “no es en absoluto evidente que la moderna investigación, en el punto en que se encuentra, haya profundizado mucho más”.

Hacia 710 se suceden los enfrentamientos por el trono tras la muerte de Witiza. Los pretendientes a la corona, Roderico (don Rodrigo) y Agila II. Se conviene en que Witiza había pactado antes de su muerte la invasión de los musulmanes para el control del reino. Para el 713 toda la península, a excepción de Asturias, quedaría bajo el dominio musulmán.

Ignacio Olagüe Videla, en La Revolución islámica en Occidente, publicación muy controvertida, niega sin embargo que se produjera una invasión musulmana de la Península Ibérica en el siglo VIII y propone que lo que habría tenido lugar en este siglo es el fracaso del Estado teocrático visigodo, seguido por una guerra civil entre dos bandos: los partidarios de (Rodrigo) defensor del cristianismo trinitario, y los partidarios de los hijos de Witiza, adscrito al cristianismo arriano. Estas hipótesis han sido discutidas por historiadores españoles.

LA PRETENDIDA INVASIÓN ÁRABE
Cronología según la historia clásica de las etapas principales de la expansión árabe. El avance  de los invasores hacia el Oeste. Las ofensivas contra Tunicia. La conquista de África del Norte. La invasión de la Península Ibérica.
Al empezar el siglo VII estaba asolado el Próximo Oriente por una larguísima rivalidad: Se oponían los bizantinos del emperador Heraclio a los persas del rey de los reyes, Kosroes II Parviz, apellidado Coroes, el victorioso. Ya centenaria, la guerra había sembrado el desorden en las regiones sometidas a los asaltos de estas fuerzas encontradas: Egipto, Palestina, Siria, Mesopotamia, las cuales estaban habitadas por pueblos abigarrados por su ascendencia y por su herencia cultural. Estaban incrementadas las pérdidas materiales por un desconcierto enorme, originado por un complejo religioso cuya crisis alcanzaba entonces el paroxismo.

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Hispania visigoda | La Cuestión Arriana

lacuestionarriana.wordpress.com/hispania-visigoda/

Tal acción impulsó al Imperio Romano a pedir nuevamente a los visigodos, a través de su rey Teodorico II, la ayuda precisa para controlar Hispania. Las tropas 

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