27 abril 2013
En un país con más seis millones de parados y una deuda de casi 900.000 millones de euros, el ciudadano ha cambiado su umbral de tolerancia. Cuesta asumir que en 2011 los senadores llamaran desde sus móviles oficiales 18.000 veces a líneas 902, que los diputados reclamen que les repongan sus iPads perdidos, que haya miles de coches oficiales que se paguen miles de euros por un retrato de un político en el Congreso.
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